¿En alguna oportunidad ha recibido usted una llamada amenazante?

Si su respuesta es afirmativa, entonces usted ha sido una víctima más de la extorsión telefónica.

La extorsión telefónica es quizá uno de los delitos de mayor auge en el país en la actualidad. En esencia, una persona desconocida, generalmente un hombre, llama a su número de teléfono con la finalidad de exigirle un pago o la entrega de algún objeto a cambio de no atentar contra su vida o la de alguno de sus seres queridos.

Este delito se ha esparcido durante los últimos diez o quince años por todos los países americanos. algunos expertos creen que se originó en las cárceles mexicanas o salvadoreñas, a las que llegó un sinnúmero de elementos pertenecientes a los carteles y pandillas conocidas como maras, que aprovechaban la ausencia de controles a la comunicación para desarrollar esta actividad y llevarla a niveles nunca antes vistos.

Pronto las cárceles de Colombia, Perú, Argentina, Brasil y por supuesto las venezolanas fueron territorio fértil para la extorsión telefónicas.

Con el pasar de los años, la colectividad ha tenido un aprendizaje que ha servido como anticuerpo para estos sujetos. De manera que ahora intentan complementar sus amenazas de voz con videos y mensajes de texto.

Ahora, además, en el caso de nuestro país los extorsionadores dicen pertenecer a alguna de las megabandas o colectivos armados que sean objeto de atención noticiosa.

El discurso de los extorsionadores definitivamente se ha refinado, con la finalidad de hacerlo más convincente. Entonces, si se trata de un supuesto líder de colectivo, dirá que está pidiendo el dinero para financiar una causa aparentemente justa, y no para engrosar sus cuentas personales, que es lo que en realidad está buscando.

En las últimas semanas muchas personas han solicitado algún asesoramiento u opinión de quien les habla sobre este tema, pues han sido objetivo de estas llamadas amenazantes.

Una primera recomendación es instalar en el teléfono celular un grabador de llamadas. Generalmente, se trata de aplicaciones gratuitas que le permitirán documentar las llamadas para realizar posteriores denuncias ante los cuerpos de seguridad.

Otra recomendación es mantener siempre la calma e intentar conocer mediante preguntas precisas si la persona que llama para amenazar realmente tiene algún conocimiento sobre su vida personal. Pueden ser preguntas de control, como por ejemplo, que el extorsionador le diga el nombre de su hijo menor, cuando en realidad usted solamente tiene un hijo.

Aunque los expertos policiales suelen asegurar que los extorsionadores no cumplirán las amenazas proferidas durante la llamada, siempre es importante manejar la posibilidad de que cuenten con algún tipo de apoyo en las calles, que les permite recabar información sobre las personas a las que pretenden amedrentar. al detectarse esta situación, es importante acudir a los cuerpos de seguridad con la finalidad de hacer las denuncias correspondientes. Usted debe exigir la constancia de que ha realizado la denuncia, pues de esa forma las policías están obligadas a iniciar las pesquisas correspondientes.

Todo esto sucede en buena medida por la existencia de autoridades que no ejercen los debidos controles sobre las comunicaciones en retenes e internados judiciales, a pesar de que la asamblea nacional aprobó una ley que obliga a ejercer tales controles. Ante tal negligencia en el cumplimiento del deber, los antisociales actúan con relativa impunidad.

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