El Premio Nobel de Economía de este año fue otorgado a los economistas estadounidenses Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson por «mejorar la teoría de las subastas e inventar nuevos formatos de subasta».
Este honor les fue concedido por la Real Academia de las Ciencias de Suecia el pasado 12 de octubre.
«Los laureados de este año en Ciencias Económicas comenzaron con la teoría fundamental y luego utilizaron sus resultados en aplicaciones prácticas, que se han extendido a nivel mundial. Sus descubrimientos son de gran beneficio para la sociedad», dice Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio.
Aportes de Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson a la teoría de las subastas
Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson estudiaron como funcionan las subastas y utilizaron sus conocimientos para diseñar nuevos modelos de subastas para bienes y servicios que no son fáciles de vender. Con sus descubrimientos han ayudados a vendedores, compradores y contribuyentes en todas partes del mundo.
Utilizando la teoría de las subastas, Milgrom y Wilson buscan comprender los resultados de las reglas de licitación y los precios finales. Aunque el análisis es difícil, debido a que los licitadores se comportan estratégicamente, utilizando la información disponible. Tomando en cuenta tanto lo que ellos saben y lo que se cree saben otros licitadores.
Wilson desarrolló la teoría para subastas de objetos con un valor común, un valor que es incierto de antemano, pero es el mismo para todos. Como ejemplo incluyó el valor futuro de las radiofrecuencias. El investigador demostró por qué los oferentes racionales tienden a colocar las ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común: les preocupa la maldición del ganador, que dice que por pagar demasiado se pierde.
Por su parte, Milgrom formuló una teoría más general de las subastas que permite valores comunes y valores privados. Analizó las estrategias de licitación en varios formatos de subasta conocidos, demostrando que el vendedor obtendrá mayores ingresos cuando los licitadores conozcan más sobre los valores estimados durante la licitación.
Juntos los economistas inventaron nuevos formatos para subastar muchos objetos interrelacionados simultáneamente, como las franjas horarias de aterrizaje y las frecuencias de radio, en nombre de un vendedor motivado por un beneficio social y no por un ingreso máximo.
Las autoridades de los Estados Unidos utilizan desde 1994 uno de sus formatos de subasta para vender radiofrecuencias a los operadores de telecomunicaciones.
Lea también: Recuperación de la economía mundial va a tardar más de lo que se espera