El influencer marketing se ha consolidado como una pieza inamovible en el media mix de las marcas. El gasto global en esta disciplina está en auge y se estima que alcanzará los US $32.55 mil millones en 2025. Sin embargo, a pesar de que las empresas invierten presupuestos extraordinariamente altos, la pregunta persiste: ¿Es realmente rentable?
El dinero que se evapora en la ficción
Uno de los principales riesgos que convierte la inversión en pérdida es el fraude de audiencia. Muchas marcas pierden dinero al asociarse con creadores que tienen un alto porcentaje de seguidores falsos o bots. Un análisis reciente en EE. UU. reveló que, en un solo año, alrededor de $51.6 millones de dólares en Earned Media Value (EMV) se perdieron debido a campañas con influencers en Instagram donde más del 50% de los seguidores eran perfiles falsos. De media, las cuentas de Instagram pueden tener hasta un 29% de seguidores que son sospechosos o falsos.
Además del fraude, otra causa de pérdidas es la ausencia de Brand Fit: si el contenido promocionado no se alinea con los intereses genuinos de la audiencia del influencer, la colaboración no dará frutos. El error más costoso es evaluar a un influencer únicamente por su número de seguidores. La rentabilidad de una campaña se mide con métricas mucho más profundas que indican interacción y resultados financieros.
La tendencia actual demuestra que la efectividad se encuentra en la autenticidad y la conexión profunda, no necesariamente en el alcance masivo.
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