En nota de prensa la ONG venezolana Provita registró por tercer año consecutivo al menos 100 pichones en estado silvestre tras el período de reproducción que inicia en marzo y culmina en julio.
El último censo cifró en más de 1.600 la población de esta ave en peligro de extinción, más del doble que hace tres décadas.
A continuación el texto de la nota de prensa:
Provita, la ONG ambientalista venezolana, informó que este año 140 pichones de cotorra cabeciamarilla o margariteña (Amazona barbadensis) alzaron vuelo tras cumplirse el ciclo reproductivo en el bosque seco del municipio Península de Macanao, lo que implica que por tercer año consecutivo al menos 100 ejemplares se sumaron a la población silvestre de esta ave en peligro de extinción.
El subdirector regional de Provita para Nueva Esparta, José Manuel Briceño, destacó que la cifra de 140 volantes (pichones que pueden volar) se alcanzó gracias a “la colaboración de las comunidades de la Península de Macanao, en especial al esfuerzo de los Ecoguardianes, hombres y mujeres que resguardan y reparan los nidos y que además custodian los pichones durante la temporada para evitar que sean robados por cazadores furtivos”.
El Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña de Provita arribó a 31 años y, además del resguardo de las aves en su hábitat natural, contempla actividades de educación junto a las comunidades de la Península de Macanao y la restauración del bosque seco. La población de cotorras en estado silvestre creció un 128% al pasar de 700 individuos en 1989 a 1.600 aves en 2019, según el censo realizado en 2019.
El responsable de Provita en la entidad insular aseveró que, pese a las circunstancias que enfrenta el país como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, “se cumplió un trabajo impecable y se cuidaron todos los protocolos de bioseguridad”.
Tomando en cuenta las medidas sanitarias y de distanciamiento físico, los Ecoguardianes establecieron un plan de trabajo que permitió abarcar un área importante del bosque seco, hábitat natural de la cotorra, con lo que se evitó el robo de pichones por parte de cazadores furtivos.
El programa, indicó Briceño, ha contado con el apoyo de financistas y aliados, entre los que se encuentran los propietarios de la arenera La Chica y Hato San Francisco, en cuyos terrenos se desarrolla el Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña desde 1989.
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