Reseña “Viaje imaginario a Asia Central” de Manuel Noya García

Asia Central es un territorio que, a los ojos de occidente, sigue siendo un desafío, recorrerla y experimentarla con los ojos de un abuelo que quiere dejar a su nieto un relato entre lo imaginario y lo real, con olor y sabor a aventura es lo que ha logrado el escritor Manuel Noya García (Santiago de Compostela, 1942) creando una historia especial, exótica y muy divertida.

Las ciudades y pueblos que se reflejan en este libro, son nombres mágicos que invitan a forjar sueños y deseos, además de evocar y construir viajes y experiencias. Noya García ideó su propio Oriente, tan real y vivo como su fértil imaginación.

Viaje imaginario a Asia Central es un libro genial, que puede ser leído por niños y adultos. La frescura de su prosa y la claridad de su lenguaje, hacen que la imaginación se active y el lector viaje junto a estos entrañables personajes.

El autor español nos traslada a un mundo lejano pero que se siente cercano, gracias a la calidez de sus palabras y la especial energía que aporta al relato con el que todos podrán identificarse; después de todo, a quién no le agrada una buena aventura.

Todo comienza en el puerto de Shali a cien millas de Karachi en Pakistán con la llegada del aventurero Sahib, el personaje principal, allí conocerá Regenbogen, su joven compañero huérfano con quien hará una fabulosa dupla. Ambos emprenderán un viaje por paisajes reales y de gran exotismo.

La imaginación sin límite de Noya nos pasea por palabras, costumbres y ciudades que nacen de su ilimitada creación. Exalta las descripciones con el entusiasmo del viajero, del explorador, del aventurero.

«Los pakashanis conocen varios instrumentos musicales con los que interpretan música de cuatro notas; son los “unicordios”, parecidos a nuestros violines pero con una sola cuerda fabricada con una crin de caballo; las “kostilletas”, una especie de xilofón que construyen hábilmente con la parte del esqueleto correspondiente al tórax de una cabra y que percuten con dos húmeros del mismo animal; la “binchabincha”, hecha de vejigas insufladas de dromedario, que resuena al ser frotada con el pulgar…”  (pág.22-23)

Esta  pareja aventurera comenzó el recorrido como en antaño, con mulas y camellos, sin embargo, la mirada curiosa de los demás los hace cambiar de idea.

«Me sentí anacrónico y decidí cambiar de transporte” (pág.32)

De allí en adelante se trasladarán en trenes y autobuses.

Sahib es un hombre extremadamente culto. Dominaba el persiano clásico, árabe coloquial, pakistaní, latín, chino mandarín y cantonés. Nunca tuvo problemas para comunicarse y siempre, su ágil mente, lo sacó de más de un problema.

Llegaron al paso de Khyber de 53 km de largo, en la frontera entre Afganistán y Pakistán. Siguieron el recorrido, al igual que los persas, los griegos, los mogoles y los afganos desde el norte, y los británicos desde el sur.

Viaje Imaginario a Asia Central (2022) está dividido en dos partes.  La segunda mitad comienza con la visita a la Gran Muralla China.

Durante el camino van conociendo personajes e historias interesantes. Porque eso sí tenía, Sahib, era un excelente conversador y observador.

«Tuve que centrar mi atención, para pasar los dos días programados, en el mejor conocimiento de las costumbres de sus moradores, ya que, al modo de aquellos ilustrados que hacían el “Grand Tour” por diversos países, pienso que los viajes sirven a fines culturales de aprendizaje” (pág.45-46)

La cultura china le llama poderosamente la atención y tiene una particular teoría sobre el origen de los ojos asiáticos.

«Nos sentimos observados por ojos ocultos tras estrechas aberturas verticales practicadas en las paredes de casas, como troneras que hacían las veces de ventana. Una súbita inspiración me reveló así el origen de la oblicuidad de los ojos orientales: se trataba de una adaptación darwiniana al medio, tras generaciones y generaciones de antepasados que necesitaban inclinar ligeramente la cabeza para ser capaces de mirar a través de tales hendiduras. ¡Cuántos descubrimientos científicos tienen su origen en estas felices casualidades!” (pág.54)

Recorre poblaciones autóctonas que se guían por prácticas ancestrales y en donde el progreso no tiene cabida. La Skola Suprema de Derviches Sabios eran quienes poseían el saber que no había sido transmitido a comunidades internacionales. Vivían aislados.

«Siguiendo las estrictas normativas del gobierno provincial, los niños aprendían el idioma propio de la provincia, la geografía de la provincia, la historia de la provincia, la música de la provincia y las matemáticas de la provincia. “No nos interesa lo que no es nuestro” –declaró con orgullo-. “Somos muy independientes”. (pág.48-49)

Su periplo lo lleva a Samarcanda, una ciudad de Uzbekistán conocida por sus mezquitas y mausoleos. Forma parte de la Ruta de la Seda, la antigua ruta comercial que enlazaba China con el Mediterráneo.

«¡Samarcanda! ¡Has cautivado a los persas, los griegos, los indios, los mongoles, los chinos, los afganistanianos, los kafkanistanos, los turquestanos, y todos te han hecho capital de sus imperios!” (pág.64-65)

Muy divertido episodio del viajero que le increpa para que no deje de visitar Samarcanda. Aunque ya no quede nada de lo que históricamente, la hizo famosa.

Sahib va aprendiendo de los pobladores.

«Los kafkanistanos, turkistanos, ubzajinistanos y otros pueblos que viven en Asia Central, entre turcos al Oeste, mongoles al Este, persoindostanos al Sur y rusos al Norte, son muy dados a supersticiones absurdas” (pág.59)

Aunque reconoce que los tiempos han cambiado y ya los pobladores no son ni la sombra de sus antepasados.

En su viaje a China, hizo una evaluación de los chinos en cuanto a la rareza de sus costumbres. Junto con Regen y el guía Xa Che Vin visitó la carretera de Guoliang, con su famoso túnel excavado en las rocas de las montañas Taihang.

Para Sahib, no hay cansancio que valga porque su motivación está muy clara.

«El viaje empieza a cansarme un poco, cosa lógica cuando ya he recorrido sobre la Gran Muralla China una distancia equivalente a la de doscientas vueltas de la que los romanos construyeron alrededor de Lugo. Pero me acuerdo de mi nieto y de mi hija menor, y tengo que proporcionarles nuevas y apasionantes aventuras, con intriga, emoción, amor, misterio, sucesos extraordinarios y pintorescos. Así que echo mano de la Moleskine y reviso mis notas”. (pág.76)

Durante todo el relato de Viaje imaginario a Asia Central hay una mezcla entre modernidad y tradición. Como cuando lo interrogaron por tener GPS en su móvil. Genial también, el episodio de la lógica de los bancos. Humor inteligente.

«Sí, Sabih, lo he hecho varias veces, y funciona muy bien. Entregué 1000 rupias y me han dado 20 dólares preciosos. Me gustó mucho el trueque, así que les devolví los 20 dólares y me entregaron 800 rupias. Les he puesto delante las 800 rupias, y me devolvieron 15 dólares. Volví a comprobar que seguían siendo tan amables, les di los 15 dólares y obtuve 500 rupias. Quise de nuevo el papel americano, entregué las 500 rupias y ellos a mí un billete de diez dólares.  Torné a recambiar otras dos veces, y aquí tengo una moneda de un dólar. ¡Mira qué bonito es!”. (pág.91)

A lo largo de la historia, Rogen llama a su patrón por muchos nombres: Shahib, Saib, Sahuib, Saif, Shaíf, Shafir, Saabiih, Shibi, Sabih, Mensahibi. Más allá de la abundancia lingüística, queda claro que entre ambos se teje una relación de compañerismo y confianza, y que, gracias a este lazo, fue posible recorrer todos los parajes y sortear las mil y una aventuras con éxito.

Un aventurero nunca descansa, el final deja la puerta abierta.


Viaje imaginario a Asia Central

Editorial: Círculo Rojo

Colección: ensayo

Páginas: 86


Manuel Noya García

Santiago de Compostela, 1942. Catedrático de Medicina Interna y de Neurología, académico de Medicina y autor de numerosos artículos y libros de su especialidad.

Como escritor de ficción ha publicado Nuevos crímenes ejemplares y castigo de tontos egregios (en homenaje a Max Aub), Estampas hospitalarias y Sol menguante, luna creciente (novela pseudohistórica).

En 1994 se representó su pieza de teatro El sueño de Hollywood. Es colaborador de periódicos bajo pseudónimo. Círculo Rojo edita también su Viaje imaginario al Asia Central.

Con información de QuéLeer.


Lea también: Reseña de “Ihalma” de Patrizia Gaell