Seguridad social en peligro por inestabilidad laboral

Hay quienes han dado a confundir la seguridad social con un beneficio público, sin embargo, es el trabajador quien paga durante su vida activa un seguro que, manejado por la seguridad social, debe estar resguardar y garantizar que ese dinero se mantenga bajo un buen manejo que le permita disfrutar de su vejez sin la necesidad de terminar en estado de indigencia y que le brinde una condición de vida digna.

Isolde González, economista con posgrado en ingeniería empresarial y especialista en seguridad social con más de 20 años de experiencia en Venezuela, define la seguridad social como el aseguramiento que hacen los individuos durante su vida laboral para garantizarse sus niveles de pensiones de vejez, invalidez y sobrevivencia.«Todo lo que se aporta, bien sea en pensiones, vejez, salud y cualquiera de esos componentes, forma parte del salario, es una parte del salario que el empresario le aparta a unos fondos colectivos parafiscales», aseguró.

La economista resaltó que en Venezuela y en algunos otros países estos fondos han sido llamados «impuestos parafiscales«, lo que representa una aberración que parte de del salario se convierta en un impuesto, afirmando que eso debe ser un ahorro a futuro.

El Estado tiene el deber de garantizar la reproducción de estos fondos para que produzcan beneficios. No obstante, González indicó que «si vemos ahorita en qué están colocados esos fondos en Venezuela, no existen. Esos fondos se vienen financiando con recursos fiscales porque los han agarrado para financiar salud, proyectos de tipo social que no le generan rendimiento al fondo para que se capitalicen».

Asimismo, destacó que el principio de un fondo se basa en el aporte de un capital colocado a niveles altos de rendimiento y seguridad para que no vayan a ser depositados en proyectos sin historia destinados al fracaso o en títulos valores que no se cotizan ni valorados por la calificadoras de riesgo. Tienen que ser en instrumentos financieros de rendimiento y seguridad.

«Después de la Segunda Guerra Mundial, eran los socialistas peleando por los bienestares desde el punto de vista de la manipulación al trabajador. Se crea la seguridad social con base a la población porque habían excedentes, mucha gente activa de poca edad en el sector laboral, entonces tenían 25 o 30 años para llegar a la pensión», comentó la especialista, añadiendo que se diseñaron los sistemas de reparto donde los trabajadores jóvenes pudieran hacer unos ahorros para cuando llegaran a la vejez, pudieran tener la pensión, pero que en el ínterin, le fueran financiando a los que iban entrando en ella, de ahí nace el término solidaridad intergeneracional.

Por su parte, Leon Arismendi, especialista en derecho laboral aseguró que «si la seguridad social en Venezuela estaba mal, ahora está mucho peor. Para que un sistema de seguridad social funcione necesita unas bases económicas sólidas y consistentes, se supone que haya mucho empleo porque los aportes que se le hace al sistema vienen de los trabajadores y los empleadores. De manera de que si disminuye el empleo, se reducen las fuentes de financiamiento».

Señaló que en Venezuela el aparato industrial está destruido, el empleo formal y de calidad cada día está más disminuido, elementos que traen como consecuencia que el sistema de seguridad social no tenga posibilidades reales de mejoramiento por los momentos.

«El gobierno anunció que iba a construir una institucionalidad nueva en 2002 y, luego de 15 años, lo que tenemos son las mismas estructuras con las mismas ineficiencias redobladas», aseveró Arimendi.

Asimismo, indicó que los trabajadores aportan para recibir una pensión, que fue condenada a que no se moviera por encima del sueldo mínimo, lo que es injusto porque hay trabajadores que ganan más y aportan en mayor proporción, pero que terminan percibiendo la misma pensión como todos.

Arismendi concluyó con que «la reforma de la seguridad social requiere un piso de empleos consistentes, un programa creíble proyectado sobre el largo plazo, una institucionalidad adecuada y un liderazgo que aplique las mismas. Aquí no hay ni siquiera liderazgos para que las aplique».

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