De acuerdo a datos recabados por la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida), entre enero, febrero y marzo, los trasplantados han visto un ascenso alarmante en la cifra de pérdida de órganos por ausencia de inmunosupresores, al menos 64 personas presentan rechazo agudo en su injerto, 38 de estas «perdieron ya en su totalidad la función renal y tuvieron que volver a la diálisis”, mientras que dos trasplantadas murieron en el mes de marzo por la misma situación, alertó su director Francisco Valencia.
“La situación es lamentable, ni siquiera la palabra ‘devastadora’ queda corta con lo que estamos pasando”, lamentó.
Explicó que, para los trasplantados, la toma de inmunosupresores es obligatoria para disminuir la reacción de rechazo del injerto en el organismo trasplantado. “Los médicos trasplantólogos no hallan como tratar esta situación”, agregó.
Asimismo, dijo que, el tiempo postulado para rescatar el órgano trasplantado deber ser inmediato. “Una doctora pudo salvar un paciente de trasplante de riñón con un medicamento de 4 años de vencido”, reseñó Valencia.
Seguidamente, especificó que, los síntomas “son previstos porque el paciente comienza a sentir vómitos, urticaria, dolor de cabeza, dolor de estómago, entre otros efectos”.
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