Ciudad de México. En plena crisis económica, el gobierno de Venezuela ha realizado la compra de alimentos básicos a empresas mexicanas entre las que están Soriana, El Sardinero y Corporativo Kosmos (Serel y La Cosmopolitana), a través de paraísos fiscales como Panamá, Hong Kong e Islas Barbados de acuerdo con diversas facturas en poder de Excélsior.
Los registros de ImportGenius permiten comprobar que Wellsford Trading Corp., registrada en Panamá, compró a la empresa mexicana Serel alimentos que luego facturó al gobierno venezolano, entre los que se incluía una de las ocho marcas de leche patito exportada desde Veracruz hacia el Puerto de la Guaira.
Bajos valores nutricionales. Kosland, precisamente, fue la leche despachada por Productos Serel, S.A. de C.V., al mercado venezolano y una de las ocho marcas mexicanas que peores valores nutricionales arrojaron, según el análisis del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Central de Venezuela, a pedido de Armando.info, y sobre lo cual el gobierno venezolano aún no se ha pronunciado.
Un niño de uno a tres años necesita al día 700 miligramos de calcio. Con 2,5 vasos de leche debería cubrirse ese requerimiento, sin embargo, si un niño se alimentara con la marca Kosland, elaborada por Serel, tendría que beberse 24,8 vasos, por su bajo contenido en proteínas y calcio.
Wellsford Trading Corp. facturó a la Corporación Única de Servicios Productivos y Alimentarios (Cuspal), adscrita al Ministerio de Alimentación de Venezuela, 73.710 cajas CLAP con 11 productos alimenticios.
“Si pretendes que un niño salga de la desnutrición, con esta leche no lo vas a lograr, porque aunque los empaques aseguren que lo es, el cuerpo no se deja engañar y sabe que no es leche y que es un alimento mucho más parecido a la harina de arroz”, afirmó Pablo Hernández, miembro de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición e integrante del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS).
Facturación. Wellsford Trading Corp. facturó a la Corporación Única de Servicios Productivos y Alimentarios (Cuspal), adscrita al Ministerio de Alimentación de Venezuela, 73.710 cajas CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) con 11 productos alimenticios, entre ellos pasta, atún enlatado, salsa de tomate y la leche en polvo Kosland, provenientes del Puerto de Veracruz.
Cada caja fue tasada en US$34,87, para sumar un monto de US$2,57 millones.
Wellsford Trading Corp. figura entre las ganadoras de una porción de un sustancioso negocio que representaron los 86 millones de despensas CLAP importadas en 2017, según cifras reveladas por Freddy Bernal, ministro para la Agricultura Urbana y jefe del plan de alimentos subsidiados.
Otras de las empresas beneficiarias en paraísos fiscales fueron Group Grand Limited, con dirección en Hong Kong, y Postar Intertrade Limited, constituida en isla Barbados, empresa que compró a Soriana más de US$3 millones en frijol negro, lentejas, arroz, atún enlatado, pasta, harina de maíz y aceite vegetal para exportar a Venezuela, como Excélsior ya había publicado en febrero pasado.
El presidente de Wellsford es Plutarco Cohen Camarano, ciudadano panameño que funge como “presta-nombre” para este tipo de sociedades de papel, lo que permite ocultar a los verdaderos beneficiarios de la compañía.
El nombre de Plutarco Cohen Camarano se repite en cientos de compañías panameñas, así como de otras inscritas en paraísos fiscales hasta el punto de que su nombre salió a relucir años atrás con la filtración “off-shore leaks”, coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
En Argentina, por ejemplo, fue relacionado con una empresa creada en las Islas Vírgenes Británicas que conectaba con un senador vinculado al kirchnerismo, Juan Héctor Estrada, según un reportaje publicado por La Nación.
Wellsford fue de las pocas empresas panameñas que se salvaron del veto impuesto por el gobierno venezolano y publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria 6.369, el pasado 5 de abril.
Las autoridades de Venezuela se cuidaron de “daños colaterales” al no incluir en su lista de casi 100 empresas de Panamá con las que rompió su relación comercial, a las compañías que se encargan de la importación de las cajas CLAP.
Sin embargo, no corrieron con la misma suerte grandes empresas como la Compañía Panameña de Aviación (COPA) —una de las pocas aerolíneas internacionales que aún operaba en el cada vez más aislado mercado aeronáutico venezolano—. Sus operaciones quedaron suspendidas el 6 de abril.
Créditos: América Economía
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