Venezuela no ha cumplido con la implementación de los ODS

La red de organizaciones de la sociedad civil venezolana Sinergia publicó «La Tormenta Perfecta», un informe de seguimiento a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 en Venezuela.

La presidenta de Sinergia, Deborah Van Berkel, expresa en el documento que Venezuela se quedó atrás, sin embargo muchas organizaciones han trabajado y siguen trabajando en distintas áreas relacionadas con los ODS.

La Agenda 2030 busca la construcción de un mundo mejor y para lograrlo en necesario que todos los sectores actúen en beneficio del país. 

A continuación la nota de prensa: 


A 5 años de la implementación de la Agenda 2030,  Venezuela se quedó atrás por no cumplir  con los ODS

Caracas, 4 de agosto de 2020.- La red de organizaciones de la sociedad civil venezolana Sinergia presentó el informe de seguimiento a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 en Venezuela, en donde se establece que durante los años 2015 y 2020, el Estado no ha cumplido con la agenda de desarrollo establecida por Naciones Unidas. 

Deborah Van Berkel, presidenta de Sinergia, explicó que “nos encontramos en sentido contrario al mandato asumido por Venezuela y el lema planteado desde Naciones Unidas de no dejar a nadie atrás no se ha cumplido. Por el contrario, Venezuela se ha quedado atrás. Ante la falta de información pública este es un esfuerzo de la red de organizaciones Sinergia por sistematizar el aporte de muchísimas organizaciones que trabajan en distintas áreas, documentando y produciendo información desde el contacto directo del trabajo con la gente y nos dispusimos a hacer una sistematización de todo ese trabajo y hacer una revisión con base a indicadores contemplados en los lineamientos de las Naciones Unidas”.   

El informe establece que luego de la revisión de 13 de los 17 objetivos se evidencia que “el futuro de Venezuela está hipotecado en muchos planos, entre ellos, una migración del 10% de la población que dejó una nueva estructura demográfica que no es reversible. Somos un país con más viejos y mucha menos gente que pueda contribuir a mantenerlos”. 

Una de las problemáticas que se destaca en este informe, elaborado gracias a la documentación de diferentes ONG e investigaciones de la Academia venezolana, especialmente los trabajos presentados por el proyecto ENCOVI, es que los profesionales más formados académicamente emigraron y “los que se quedaron no podrán disfrutar de una educación que les permita superar la pobreza. La escuela ya no ofrece oportunidades y los jóvenes deben trabajar para el sustento familiar. Una población empobrecida: 79,3% de los venezolanos no tiene para cubrir la canasta básica. Una pobreza por ingresos que llegó a 96% y un salario de 0,72USD$ promedio diario”. 

En cuanto al sistema de salud venezolano, el informe detalla que la infraestructura de la red hospitalaria se encuentra en mal estado, sin agua, con un déficit de 64% en la cantidad de camas disponibles por habitantes, sin medicamentos y con un personal de salud mermado por la migración. “Se destruyó también la industria petrolera, manufacturera y la producción agrícola, de manera que ya no es posible alimentar la población sin recurrir a las importaciones. Y en esta circunstancia catastrófica, sólo es posible hablar de desarrollo sostenible, tal como lo expresó recientemente la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcenas, si logramos un cambio de modelo de desarrollo alineado con la Agenda 2030, con una transición energética, conectividad digital, integración regional productiva, una economía del cuidado fortalecida y soluciones basadas en la naturaleza, siempre teniendo en mente a nuestra agenda histórica, transformadora, con visión de futuro«. 

La pandemia de la covid-19 acentuó las desigualdades en Venezuela y concretó lo que Sinergia calificó como la tormenta perfecta. “La crisis se agrava sin tocar fondo. Se trata de un cambio cualitativo que nos evidencia que estamos en otro país, que hay que reinventar el futuro porque las herramientas que conocemos ya no existen y los efectos del desmantelamiento de la institucionalidad democrática, así como la manifestación de graves y masivas violaciones a los derechos, hacen que sea imposible atender la situación sin la intervención coordinada de agentes del ámbito internacional. Las cifras nos colocan en los últimos lugares de todas las clasificaciones de crecimiento”, se lee en el informe.  

Van Berkel recordó que la Agenda 2030 es un instrumento de reconocimiento mundial que surgió de un pacto entre 196 países, en el marco de las Naciones Unidas, para avanzar en la construcción de un mundo mejor, y que en el momento de su aprobación Hugo Chávez la elogió dándole un mandato a su tren ejecutivo asegurando que era la base de todas las políticas públicas que se debían implementar para reducir la pobreza, crear mejores condiciones de salud, implementar programas educativos y respetar el medioambiente. “Sin embargo, durante los primeros 5 años, Venezuela ha incumplido con la implementación de los ODS”.  

Para conseguir los objetivos de la Agenda 2030, señala el informe, es importante internalizar que “los esfuerzos para abordar cualquiera de los ODS requieren de la acción colectiva a todos los niveles. También necesitamos fortalecer las alianzas para conseguir una gobernabilidad democrática, donde todos los sectores tomen parte activa en pro del desarrollo del país, donde se defiendan los derechos y el bienestar de todos los venezolanos y que establezca definitivamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible dentro de las políticas públicas del país. Pero lo anterior poco valdrá de no contar con una sociedad que entienda la importancia de su rol en este proceso y participe activamente en la puesta en marcha de proyectos o iniciativas transformadoras que garanticen una mejor calidad de vida y el bienestar de esta generación y de las generaciones futuras”.

Deborah Van Berkel resaltó también que la Agenda 2030 sólo será posible si se asume desde la dimensión de los derechos humanos y desde la democracia. “El trabajo que desarrollamos  se enmarca en lo que las Naciones Unidas ha aprobado como un derecho fundamental a ser garantizado por los Estados y no es otro que el derecho al Desarrollo. Existe un grupo de trabajo que hace seguimiento al cumplimiento de esta ruta del desarrollo desde la perspectiva del derecho y se cuenta con un Relator Especial para el tema, quien tenía prevista una visita al país para este 2020, pero que por efectos de la pandemia fue pospuesta. El desarrollo ya no solo es visto como un tema de crecimiento económico, o como un problema particular de los Estados, sino es un problema a ser tratado por toda la sociedad, y es reconocido como un derecho fundamental”.


Puede leer el informe «La tormenta perfecta» completo aquí

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