Diez preguntas para María Elena Morán, Premio Café Gijón de Novela 2022

La escritora María Elena Morán (Maracaibo, Zulia, 1985) ha puesto el nombre de Venezuela en un importante lugar con la obtención del Premio Café Gijón de Novela 2022, al que se postuló “sin muchas expectativas” con su libro Volver a cuándo.

María Elena Morán logró conquistar al jurado con una historia que conjuga muchas realidades sobre migración venezolana a Brasil. Historias que conoció y que también vivió de primera mano.
Actualmente reside en la ciudad brasileña de Porto Alegre.

En entrevista a QuéLeer, afirma que quienes emigran viven en un “limbo identitario”. Calificó la literatura de la diáspora venezolana como muy rica por lo diferente y divergente.

Es la primera vez que el premio Café Gijón de Novela 2022 cae en manos de un venezolano y una de las pocas que lo gana un latino. ¿Qué opinión te merece esta distinción?

Me siento muy orgullosa de haber conquistado el premio y de estar poniendo a Venezuela en esa lista tan prestigiosa de ganadores. La repercusión que ha tenido en los medios, la cantidad de gente que me ha escrito y ha compartido mi alegría me han hecho entender la real dimensión de este logro, que comenzó pareciendo algo muy personal y se ha revelado toda una alegría colectiva para mi país. Me postulé al premio sin muchas expectativas, creyendo que mi libro era “latino de más, venezolano de más”, no viendo eso como un problema, sino como algo que tal vez no cabía en el perfil. Por eso, no deja de sorprenderme que varios de los motivos que el jurado mencionó se refieran justamente a las libertades que me di para contar la historia de la forma que mejor sentí que funcionaba: diversos pontos de vista, todos en trayectorias urgentes y hasta frenéticas, y un lenguaje coloquial, con la musicalidad y la seducción que nos son propias.

¿Cómo fue el proceso para gestar Volver a cuándo? ¿Te inspiraste en una historia real?

Volver a cuándo fue mi proyecto de tesis en el doctorado de Escritura Creativa que cursé en la PUCRS. Fueron cuatro años investigando, recolectando historias reales, reflexionando sobre la mejor forma para contar lo que yo quería contar. La escritura en sí, gracias a toda esa preparación y por el tema ser, al mismo tiempo, tan colectivo y tan íntimo, fluyó con mucha rapidez, fueron básicamente dos períodos de inmersión total en que ella vino casi como un exorcismo. Fue algo que durante mucho tiempo estuvo gestándose en mi cabeza, en mi pecho, en mis vísceras. Tenía que salir y salió hecho literatura. La historia en sí no partió de una historia real, sino de muchas; cada personaje es una mezcla de gente que conozco y cada situación es una amalgama de situaciones sobre las que leí, escuché, viví.

María Elena Morán, en tu narrativa reflejas la crisis política y migratoria venezolana. ¿Cuál es tu opinión sobre este drama social?

Dentro y fuera del libro, hablo desde una izquierda desencantada, pero aún izquierda. Hago un mea culpa por la fe ciega que puse en la Revolución o en lo que insistíamos en llamar Revolución Bolivariana, por haber cedido a la unanimidad que se nos exigía a cada segundo, por haber caído en la trampa de dejar la autocrítica para otro momento, sin que ese momento llegara nunca. Vicios todos que, entre otras causas, la llevaron al fracaso. Mi país perdió más del 20% de su población: más de 6 millones salieron y esa cifra no paró ni siquiera durante la pandemia. El hecho de que no se asuma la responsabilidad por ese fracaso y, peor aún, se niegue el mismo, me parece una falta de respeto inmensa con nuestro pueblo y con los pueblos que están recibiendo, de mejores o peores formas, este flujo de gente.

¿Qué tienes en común con Nina, la protagonista de tu novela?

Más allá de las cuestiones externas, como el hecho de que ambas vinimos a Brasil (ella en plena crisis, yo un buen tiempo antes, porque así lo quise), compartimos ese mea culpa que mencioné en la respuesta anterior y que es uno de los principales ejes de la novela. También compartimos la dificultad para pedir ayuda, una cierta sensación de que es necesario resolver todo solas, sin necesitar a nadie más, sin molestar a nadie más. Esa dificultad nos lleva a ambas a sorprendernos y a conmovernos poderosamente cuando las ayudas llegan, providenciales; cuando, en medio de la tragedia, surgen seres humanos que nos demuestran que aún es posible creer en la solidaridad.

¿Cómo decidiste participar en este premio de novela?

Los premios dan una visibilidad y una legitimación importantísima para quienes, como yo, son autores prácticamente desconocidos, publicados hasta ahora por editoriales pequeñas e independientes. Son una forma de hacer llegar la historia a lectores que, de otra forma, podrían ni siquiera saber de su existencia. Yo tengo el agravante de estar viviendo en Brasil, un país continental que por diversos motivos está aislado del resto de Latinoamérica y España, entonces, queriendo romper ese aislamiento, opté por hacer esa gran apuesta.

¿Cómo ves la literatura de la diáspora venezolana, de la que tú formas parte?

Como a todos los desenraizados, me ha tocado buscar nueva tierra fértil y ese es un movimiento que marca todo lo que escribo. Creo que todas las literaturas desarrolladas en el marco de alguna diáspora comparten una investigación íntima sobre la identidad y las negociaciones que ese “estar en tránsito” exigen. La diáspora venezolana incluye, también, por lo menos en mi caso y en el de otras autoras, como Karina Sainz Borgo o Rodrigo Blanco Calderón, una mirada sobre la identidad política. Sin embargo, en medio de tanto terreno compartido, las miradas son profundamente diferentes e, inclusive, divergentes, lo cual es riquísimo y se refleja en el lenguaje, en el tipo de personajes, en las formas de narrar que cada uno escoge.

Has podido atravesar fronteras con tu novela ¿Quieres dejar algún mensaje en particular?

Me parece que, más allá de las especificidades de los conflictos que viven mis personajes, hay algo que une a todos aquellos que emigran y es esa sensación, que dura un buen tiempo, de estar en una especie de limbo identitario: no nos reconocemos en el paisaje nuevo pero tampoco tenemos cerca el paisaje propio — y al mismo tiempo comenzamos a cuestionarnos sobre qué significa que algo sea “propio”. Al que recién llega, le diría que bajar la guardia y dejarse seducir un poco por ese paisaje nuevo es un primer paso para reaprender la alegría y ver que no somos tan diferentes así. Y al que tiene el privilegio de estar en casa y ver llegar a otros, le pediría compasión. Le aseguraría que, junto con todas sus complejidades, esos otros traen también nuevas formas de ver la vida y solo los mezquinos son capaces de negarse a ampliar la mirada.

¿Tienes alguna frase favorita de Volver a cuándo para nuestros lectores de QuéLeer?

No sé si esta es mi favorita absoluta, pero es una frase que me parece que condensa muy bien el tema de la novela:
“cómo dolía y cómo explotaba en los pies esa bomba que era haber gastado aliento para inflar tantos muñecos dentro y fuera de casa, y haber guardado tantos silencios en nombre de un entender el momento histórico atrás de otro entender el momento histórico, sin preguntarse qué era exactamente un puto momento histórico y quién decidía qué era histórico y qué no, quién decidía dónde terminaba la historia de un país y empezaba la de una familia”

¿Cuándo se publicará tu novela? ¿Cómo podrá ser adquirida?

La publicará Ediciones Siruela a finales de enero o principios de febrero de 2023. Podrá ser adquirida en la web de Siruela, así como en todas las librerías dentro y fuera de España a las que la editora distribuye y en otras plataformas de comercialización, como Amazon.

María Elena Morán, ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

Acabo de terminar una primera versión de otra novela, la primera escrita en portugués, que aborda el tema de la inmigración venezolana en Brasil, esta vez priorizando el punto de vista de los que la reciben. Quise explorar la complejidad del concepto de ayuda y cómo muchas veces, sabiéndolo o no, queremos salvar al otro para salvarnos a nosotros mismos.


María Elena MoránMaría Elena Morán

Nací en Maracaibo, Venezuela, en 1985. Soy hija de Rodolfo y Marisela, hermana de Oriana y compañera de Rafa. Intenté el periodismo y la antropología en Venezuela, pero terminé huyendo para Cuba, donde estudié guion, en la EICTV.

En 2012 vine a parar en Brasil por una historia de amor y solo aquí tuve la valentía de escribir literatura, aunque fuera un hambre antigua. Magister y Doctora en Escritura Creativa en la PUCRS, hoy vivo en São Paulo y hago acrobacias entre el cine y las letras.

Con información de Qué Leer.


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