Reseña de “Memorias de Cenicienta”, de Carmen Ferrer

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Memorias de Cenicienta es la ópera prima de la española Carmen Ferrer (Zaragoza, 1947) es una forma de exorcizar sus recuerdos. Con detalle y minuciosidad aborda cada episodio de su vida desde lo más cotidiano hasta lo más extraordinario.

Memorias de Cenicienta (2022) es un libro directo, realista, tremendamente emocional. Una biografía de un alma que grita, que pide atención, que necesita amor y que desea vencer la soledad.

Por definición la cenicienta es una “persona o cosa injustamente postergada, desconsiderada o despreciada”. En este libro, su autora refleja las vicisitudes que vivió desde muy niña cuando sufrió un accidente que cambió su destino. Postrada en la cama y luego sobreprotegida por sus padres, tuvo un trato muy diferente al de sus hermanas, hermano y primos.

«Vivíamos en un cuarto piso sin ascensor y no se me ocurrió nada mejor que asomarme a la baranda y llamarla a gritos, con tan mala suerte que perdí el equilibrio y caí hasta el fondo estrellándome contra el suelo, no sin antes ir rebotando en cada uno de los pisos como si fuera una muñeca de trapo.” (pág.12)

Sin embargo, a pesar de que las circunstancias no la acompañaron, enfrentó con persistencia, optimismo y esperanza el destino que la vida le deparó.

El relato cronológico y profundo se manifiesta en todo momento. La autora dividió Memorias de Cenicienta en tres partes. La primera abarca los años 1947-1965, la segunda es entre 1965-1975 y la tercera parte, la titula 1975.

Los hechos comienzan con las circunstancias de su nacimiento y finalizan en el presente, específicamente en la fecha 6 de julio de 2022, el final del diario.

Carmen Ferrer admite haberse inspirado en la escritora Isabel Allende `para tener el valor de sentarse a estructurar su relato. En su pasión por la lectura, también nombra a Arturo Pérez- Reverte con La Reina del Sur y a Viktor Frankl con su libro El hombre en busca de sentido. Además, se identifica con la trama de Amor en los tiempos de cólera, de Gabriel García Márquez.

«Bueno, como dice Isabel Allende, «yo vivo eternamente enamorada de alguien». ¡O alguien de mí!” (pág.9)

La escritora va sorteando su niñez y adolescencia sometida por unos padres que le impedían estudiar justificándose en una errónea sobreprotección.

«No podía entender como después de diez años de la caída y llevando una vida normal, seguían con el temor de que me pudiera pasar algo horrible! ¡Y así fue como con el tiempo eso se convirtió en una profecía autocumplida! ¡Pero no adelantemos acontecimientos!” (pág.43)

Se convirtió en autodidacta. El cuidado de sus hermanos se transformó en su forma de vida por muchos años.

Mucho tiempo más tarde mi padre me diría: «Naciste superdotada pero caíste en malas manos». (pág.7)

A los 15 años era una joven frustrada por la falta de estudios que se sentía presa en el hogar.

Pese a que tenía carencias en su educación, su agraciado físico la hizo ser objeto de atención por parte del sexo opuesto.

«…yo era una chica sin preparación, medio analfabeta y casi no sabía escribir. Lo único que tenía a mi favor: era muy inteligente y muy guapa. Pero no me parecía suficiente para lograr un matrimonio feliz.” (pág.44)

Carmen Ferrer vivió desde los cuatro años con sus padres en Galicia, hasta los veintiuno, cuando se casó con el estudiante de Medicina, William, él la lleva a vivir a Panamá en pleno golpe militar dado por el general Omar Torrijos Herrera el 11 de octubre de 1968.

El temple de Carmen se manifiesta en esta etapa de su vida donde sufre el desprecio y la indiferencia de sus suegros, en un país cuyas costumbres le eran totalmente desconocidas.

Durante la novela, su protagonista viajará innumerables veces, la mayoría de ellas entre Panamá y España, buscando estar bien, deseando la estabilidad y la tranquilidad, ¿huyendo? Tal vez.

Ella vivió en Panamá, Costa Rica, Medellín, Cartagena de Indias, Cuba, Francia e Inglaterra.

Su historia, a modo de bitácora, describe ciudades, paseos, percepciones sobre sitios turísticos que activarán la imaginación del lector.

En su historia personalísima, Carmen cuenta que fue víctima de maltrato físico y emocional. A pesar de ello, aguantó estoica golpes y celos enfermizos de parte de William, bajo la creencia limitante de vida en la que ella no era una mujer que se divorciaría nunca. De hecho, solo estuvo casada una vez y la relación logra evolucionar de la violencia a la serenidad y dependencia. Ella tuvo que cuidar de su esposo aquejado de diabetes y acompañarlo hasta sus últimos momentos.

William se celaba por cualquier cosa y discutíamos por la menor, y él siempre me amenazaba levantando la mano y dejándola caer en cualquier lado. Yo vivía atemorizada y me daba vergüenza decir nada a mis amigas y contarle mis problemas, pues sabía lo que me iban a decir: «No se lo permitas, denúncialo o divórciate».” (pág.115)

De esa unión nacieron sus dos hijos James y Roberta.

Memorias de Cenicienta no tiene un objetivo orientador, en ningún momento pretende aleccionar a las mujeres sobre ningún tema. Pero, es posible, sacar conclusiones y moralejas después de su lectura.

«Yo no tenía nada, era algo exógeno que estaba fuera de mí, pero que no podía controlar, pues lo habían implantado en mi mente con tanto decir «a la niña no se la puede dejar sola pues le puede pasar algo». ¡Con eso me arruinaron la vida! Ya que implantaron en mi mente una terrible creencia limitante.” (pág.62)

Las mujeres pueden cambiar su destino siempre y cuando se propongan metas particulares, una por una para vencer los miedos.

Carmen, quien toda su vida consultó psicólogos y terapistas, trató de buscar una salida a su crisis personal. ¿lo logró o no? El lector debe sacar sus propias conclusiones.

El encanto de Memorias de Cenicienta radica en esas emblemáticas reuniones familiares de una parentela numerosa. Esos paseos, tradiciones y momentos vividos son invaluables en el relato de la autora. Sus descripciones son sencillas, amenas.

El contraste entre la vida de la ciudad y la del campo. Carmen creció en medio de tradiciones católicas muy arraigadas donde los padres les ponían nombres bíblicos a los hijos.

«De esa relación nacieron dieciséis hijos, de los que sobrevivieron diez y supongo que su paso por el seminario fue el motivo por el cual les puso nombres bíblicos a casi todos: María, Raquel, Ofelia, Aida, Abigail, Perfecta, Fanny, Francisco, Eliseo y Florián (mi padre).” (págs.5-6)

El relato está contado en primera persona, lo que le permitió a la autora, plasmar constantemente sus emociones, frustraciones, tristezas y alegrías.

«¡Por qué mis hermanas nunca se cuidaron y llevaron una vida disoluta, de drogas, alcohol y desorden! ¡De qué les ha servido vivir a lo loco! ¡Ahora los que nos hemos cuidado tenemos que sufrir los disgustos de sus irresponsabilidades!” (pág.725)

Una trama sobre sensaciones y sentimientos.

Memorias de Cenicienta llega hasta la actualidad. De hecho, Carmen comienza a escribirlo durante la pandemia en España. Ella narrará con detalle, el proceso que vivió durante el confinamiento, los temores sobre sus seres queridos, y los estragos que el virus causó en familiares y amigos.

La incertidumbre y el miedo.

Escribió sobre cómo comenzó su proceso de escritura del libro.

En el aspecto sentimental, cada nueva relación representó para Carmen, una luz en el horizonte. Con algunos hombres mantuvo relaciones amorosas, con otros, simplemente prevaleció  la amistad. Si algo se le puede reconocer a esta historia es que ella tuvo el valor de ser infiel a su marido, sin sentir ningún tipo de remordimiento ya que no era feliz porque la relación con el marchaba muy mal.

«Yo seguía mi relación con Carlos y no se me ocurría pensar que pudiera estar haciendo algo inapropiado. Si ya estaba engañando a mi marido, ¿qué más daba que lo hiciera con uno que con dos? Además, después de treinta y cuatro años de mojigatería sentía que tenía que recuperar el tiempo perdido.” (págs.208-209)

Es una mujer que, a sus 73 años, nunca ha renunciado a la posibilidad de enamorarse, a empezar de nuevo.

«¿Para qué se enamoran de mí si luego no pueden o no saben cumplir? A veces pienso que me iría mejor siendo de la otra acera, pero a pesar de los cambios que está habiendo en esta generación yo sigo siendo heterosexual y muy femenina, pero también tengo un carácter muy fuerte y tal vez eso los asusta.” (págs.537 -538)

La madurez de Carmen se va reflejando en el desarrollo del libro. Sus constantes viajes, su querer estar presente en la vida de sus hijos. Complicadas relaciones, discusiones. Quiere contarnos sus problemas, que seamos testigos. El lector será partícipe de las alegrías y tristezas que enfrentará la protagonista.

«Tengo que aceptar que ya no formo parte de su vida y no cuento para nada con ella. No es ella, soy yo que no puedo aceptar su comportamiento despegado conmigo.” (pág.719)

La conflictividad generacional va paralela a su afán de superación y sus reflexiones sosegadas sobre el futuro.

«Mis hijos tienen sus vidas y no tienen tiempo para mí, y las cosas más pequeñas me afectan emocionalmente, y no importarle a nadie se me hace muy duro. ¡En fin, estoy teniendo un comienzo de año de auténtica mierda!” (pág.505)

Carmen no perdió el tiempo. Sus logros se miden en sus nuevos intereses: yoga, Interiorismo, ópera, tango, pintura, clases universitarias, fue modelo para la firma Christian Dior y hasta participó en la película de 007 que se rodó en Panamá en 2008.

…la historia de mi vida, que ha sido tumultuosa, trágica, violenta, pero también llena de fuerza, tenacidad, decisión y, aunque hay cosas que hice y no son políticamente correctas, puedo decir que no me arrepiento de nada; solo me arrepiento de las que no llegué a hacer y que siempre fueron por causas (y personas) ajenas a mi voluntad.” (pág.755)

Está claro que cuando decidimos ir a por nuestros objetivos y creemos en nuestras posibilidades, podemos superar nuestros miedos.” (pág.390)

La historia continuará…


Memorias de cenicienta“Memorias de Cenicienta”

Editorial: Círculo Rojo

Colección: novela

Páginas: 494


Carmen FerrerCarmen Ferrer nació en Zaragoza en 1947, y a los cuatro años se trasladó con sus padres a Galicia (el Finisterre que le llamarían los romanos), donde vivió hasta los veintiuno, cuando se casó y se mudó a vivir a Panamá en pleno golpe militar dado por el general Omar Torrijos Herrera el 11 de octubre de 1968.

Se licenció en Interiorismo y tiene un diplomado psico-físico de Hata Yoga, donde dio clases de dicha disciplina en la Universidad Nacional de Panamá. Trabajó como modelo para la casa Christian Dior y participó en la película de 007 que se rodó en Panamá en 2008.

Vivió en Panamá, Costa Rica, Medellín, Cartagena de Indias, Cuba, Francia e Inglaterra. Y cuando le preguntan de dónde es, suele contestar con unos versos de Facundo Cabral: «No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad».

Hizo el Camino de Santiago dos veces, una andando y otra a caballo. Le gusta pintar, cantar ópera y bailar tango.

Memorias de Cenicienta es su ópera prima.

Con información de QuéLeer.


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