El 2 de junio, la policía nacional española remitió a las unidades de coordinación operativa territorial y a las brigadas de tránsito una circular en la que alertaban sobre la proliferación de permisos de conducir falsos, aparentemente emitidos por el Instituto Nacional de Transporte y Tránsito Terrestre de Venezuela

Estas licencias, indica el alerta policial, son presentadas por venezolanos en puntos de control, a menudo acompañadas por cartas de asilo.

Tal ha sido el número de casos detectado que el cuerpo policial español ha podido sistematizar las distintas presentaciones de estas licencias, a los efectos de su debido reconocimiento.

Un problema de origen es que las licencias venezolanas en la actualidad no son entregadas en el soporte plástico plateado que tuvieron durante la primera década de este siglo, sino que son enviadas por correo electrónico en formato pdf, y el propio titular debe imprimirlas y plastificarlas.

Según la policía española, esta condición facilita la emisión de licencias falsas.

Junto a este fenómeno, se ha detectado también una proliferación de gestores que ofrecen a través de las redes sociales sus servicios para la obtención de licencias venezolanas, aún si el titular se encuentra en el extranjero. 

Según fuentes con acceso a esta información, están solicitando pagos por adelantado que pueden ascender hasta los 500 euros.

Para el emigrante, caer en estas redes no es difícil, pues se ven seducidos ante la posibilidad de obtener un documento que, aunque de dudosa procedencia, le puede permitir la conducción de un vehículo.

La orden impartida a la policía española ha sido llamar a declarar a las personas que son detectadas en posesión de estas licencias falsas.

Tal parece que las autoridades españolas podrían tomar esta situación como un pretexto para justificar deportaciones en un futuro cercano.