Científicos del Instituto Francis Crick, financiados parcialmente por Cancer Research UK, descubrieron que los restos de antiguos retrovirus transmitidos por nuestro ADN podrían ser un objetivo eficaz para los anticuerpos contra el cáncer de pulmón.
El estudio buscaba comprender la relación entre una mejor respuesta a la inmunoterapia y la presencia de linfocitos B productores de anticuerpos alrededor del perímetro de un tumor.
Los investigadores analizaron la actividad de las células inmunitarias en ratones con cáncer de pulmón y también en muestras tumorales de personas con cáncer de pulmón recogidas. Descubrieron que los linfocitos B contribuyen a la respuesta inmunitaria al cáncer de pulmón mediante la producción de anticuerpos que se unen al tumor, de forma similar a como los linfocitos B producen anticuerpos antivirales tras la vacunación contra la gripe o el SARS-CoV-2.
Cuando investigaron el objetivo de esta respuesta inmunitaria, descubrieron que estos anticuerpos reconocían proteínas expresadas por ADN viral antiguo, llamado retrovirus endógeno (ERV). Este ADN viral constituye alrededor del 5% del genoma humano, transmitido por las infecciones históricas de nuestros antepasados. Los genes virales están silenciados en la mayoría de los tejidos sanos, pero en los cánceres pueden despertarse.
El estudio publicado en la revista Nature reveló que la presencia de anticuerpos dirigidos contra los ERV se asocia a una mayor supervivencia en ratones con cáncer de pulmón tratados con inmunoterapia. Adicionalmente, aseguró que la expresión de ERV es un factor predictivo de la respuesta a los inhibidores de puntos de control en pacientes.
George Kassiotis, jefe del Laboratorio de Inmunología Retroviral del Instituto Francis Crick, declaró que esta investigación podría llevar al desarrollo de una vacuna «compuesta por genes de ERV activados para potenciar la producción de anticuerpos en el lugar del cáncer del paciente y, con suerte, mejorar el resultado del tratamiento de inmunoterapia».
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