El proyecto Comunidades Resilientes de la Fundación Tierra Viva consta de pequeñas familias productoras agrícolas que trabajan desde su ámbito más cercano para atender la demanda local.
Alejandro Luy, Gerente General de la fundación, asegura que este proyecto es una respuesta a nivel familiar, generar alimentos para el consumo propio y que el excedente se convierta en un ingreso.
La iniciativa empezó con 30 familias en la comunidad de Canoabo, estado Carabobo, con las cuales están trabajando desde el 2017. Durante este tiempo la fundación observaron su interés de atender eficientemente los ingresos familiares.
El proyecto se basa en desarrollo sustentable por su impacto en temas ambientales, sociales y económicos. El sistema implica siembra, luego el uso de los residuos de la siembra para la cría de gallinas, que generen huevos para consumo y ventas.
Tierra Viva capacitó a estos pequeños productores en técnicas agroecológicas, para aprovechar las tierras sin generar daño al medio ambiente. También brindan asesorías para apoyar en los aspectos técnicos y mejorar su producción.
«Nosotros esperamos que esto sirva de referencia para la creación de espacio productivos en diferentes partes de Venezuela, sobre todo en comunidades locales agrícolas»
En entrevista para Responsabilidad Social Hoy, con Xiomara Zambrano, Luy afirmó que estos proyectos se sustentan en las capacidades del entorno, las personas y las necesidades. Al mismo tiempo requieren solidaridad, trabajo en equipo y organización comunitaria.
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