Así como hacen los pescadores para atraer a sus presas, los delincuentes también utilizan señuelos o carnadas para facilitar el acceso a sus víctimas.

Así lo pudo comprobar en carne propia una comerciante víctima de un asalto a su propia residencia la semana pasada.

La mujer vive en el primer piso de un conjunto residencial ubicado en la avenida Rómulo Gallegos. De acuerdo con la información preliminar, una mujer tocó a su puerta. Cuando intentó verificar su identidad, se percató de que se trataba de una persona que había hecho trabajos domésticos para ella. y abrió  detrás de ella, tres hombres armados entraron al apartamento con la finalidad de llevarse prendas de lujo, dinero y artículos electrónicos.

Hace algunos años, en la policía judicial se consideraba que en determinados contextos, como las discotecas o bares, los hombres secuestrables podían ser seducidos por señuelos, que posteriormente actuaban en complicidad con el grupo de plagiarios. Este procedimiento también podía ser usado para los robos en carreteras y vías del país. Generalmente, entonces, el señuelo es una mujer.

¿Se puede prevenir este tipo de robos con señuelos, como el relatado al inicio de este espacio?  Desde luego que sí.

Lo más importante es determinar si la persona que llama a nuestra puerta se encuentra acompañada. De ser así, es necesario identificar a tales personas. Cualquier dificultad para lograr la identidad de estos acompañantes debe ser motivo de sospecha. Igualmente, si la persona que llama a nuestra vivienda lo hace en horas inusuales o con motivos aparentemente fútiles.