Lorenzo Mendoza, presidente ejecutivo de Empresas Polar, indicó que Venezuela es el único país que se quedó anclado e imponiendo sistemas de los años 60, a su juicio, debe haber un cambio radical en el manejo económico del país
“Es un fracaso, lo que hay es miseria y hambre (…) hemos estado en un cuarto oscuro encerrados, donde las ideas no son las que prosperan, donde la libre iniciativa es perseguida”
El empresario puntualizó que la economía de mercado, libertad económica, de pensamiento y de ideas es fundamental para que los empresarios y la sociedad civil se dediquen a lo que quieren hacer.
Empresas Polar tiene 12 años sin rentabilidad, sin embargo, Mendoza señaló que han seguido con una visión a largo plazo porque la prioridad es el país.
En términos competitivos, informó que Venezuela podría exportar maíz blanco hecho en Venezuela para el mundo, pero no se puede hacer porque no hay incentivo de exportación
“Venezuela ha retrocedido 80 años (…) la idea no es hacer negocios, es que se construyan instituciones y empresas que generen bienestar para el país”
Empleos en Venezuela
El presidente de Empresas Polar aseveró que, los profesionales deben tener la capacidad moral, integral, valores y principios para insertarse en el mercado laboral y marcar la diferencia.
“La generación de empleo en Venezuela es cada vez peor, pero siguen saliendo extraordinarios profesionales de las universidades del país”
De igual forma, el empresario informó que en el país no hay oportunidades de empleo para jóvenes.
“En esta Venezuela que estamos ahorita no hay posibilidades de empleo, no hay empleo no solo para los jóvenes sino para nadie”
En cuanto al diálogo tripartito, Mendoza señaló que tuvo poco alcance en Venezuela, a su juicio, fue aplastado, sin embargo, propone una nueva ley del trabajo.
“La ley de trabajo que tenemos es inflexible y totalmente atada al pasado no tiene incentivos para establecer relaciones ganar-ganar con los trabajadores e incentiva el ausentismo”, sentenció Mendoza.
Concluyó con que la fidelidad se logra por ver al trabajador como un ser humano más allá de la producción mercantil.
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