Actualmente las empresas privadas y sus trabajadores, estamos viviendo los momentos más difíciles de toda nuestra historia contemporánea.

Padecemos las consecuencias de un modelo económico que nos ha destruido como país y como sociedad. El Plan de la Patria ha acabado con parte importante del sector productivo nacional y los empleos vinculados a él.

Desde la presidencia de Hugo Chávez Frías, se destruyó el diálogo social y se “satanizó” el tripartismo. 19 años después, de 12 mil establecimientos industriales que había en 1998, quedan poco menos de 4 mil y otras 1.000 empresas industriales reportan que si la situación actual no cambia, podrían verse obligados a cerrar sus puertas en el corto plazo.

Venezuela necesita hoy más que nunca cambiar el modelo económico, a uno que promueva la producción nacional a través de empresas sólidas y comprometidas con el país y con sus trabajadores. Empresas que tengan la capacidad de garantizar un trabajo digno y bien remunerado. Empresas que generen progreso y desarrollo a sus trabajadores, y por ende, a sus familiares. Para esto, es necesario y urgente, el trabajo articulado entre Gobierno, trabajadores y empleadores, tal como lo establece la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

En Fedecámaras estamos listos para asumir el reto. En los últimos años le hemos presentado al país una serie de propuestas con el objetivo de retomar el camino de la prosperidad.

Debemos recuperar el poder adquisitivo de los salarios, para ello debemos promover un modelo económico que desarrolle empresas sólidas y diversificadas que garanticen salarios dignos que satisfagan las necesidades de los trabajadores.

Debemos rescatar el verdadero valor del trabajo, de la iniciativa privada. Debemos recuperar los verdaderos principios como ciudadanos.

No podemos permitir convertirnos en hombre y mujeres que dependamos de las dádivas de un Gobierno; debemos forjar nuestro destino con trabajo y con esfuerzo propio. Debemos dignificar el trabajo en nuestras vidas.

Por su parte, el Estado en vez de promover leyes y regulaciones que solo destruyen el empleo y la inversión, debe garantizar servicios públicos de calidad, tales como:  agua, luz, seguridad pública, atención hospitalaria, educación de calidad y seguridad jurídica.

Solo con un profundo cambio del modelo económico del Socialismo del siglo XXI, hacia un modelo que promueva progreso y bienestar con empresas sólidas, con una economía diversificada, con enfoque internacional, más allá del petróleo, podremos recuperar la calidad de vida de todos los venezolanos. Para ello la alianza entre la empresa privada y sus trabajadores es fundamental.

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