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El uso de cámaras de vigilancia es cada vez más extendido. Esto guarda relación directa con la mejora y el abaratamiento de las tecnologías de óptica y almacenamiento de información

La creencia general pareciera reforzar la convicción, según la cual las cámaras constituyen un disuasor para los delincuentes, ante la posibilidad de que las imágenes sean utilizadas para la documentación de los delitos y la plena identificación de los responsables.

Sin embargo, la noción de que las cámaras por sí solas disminuyen la frecuencia de los delitos no está sustentada debidamente en investigación científica.

Uno de los últimos trabajos al respecto fue presentado por los investigadores de la universidad de Nueva York, Brandon Welsh, Eric Piza, David Farrington y Amanda Thomas donde cruzaron los datos obtenidos de pesquisas llevadas a cabo desde los años ochenta del siglo pasado.

Concluyeron que la colocación de cámaras ha contribuido a una reducción de las actividades ilegales en estacionamientos de vehículos.

También anotaron efectos positivos en las áreas residenciales, pero en este caso tales disminuciones en los delitos fueron más sustentables si iban acompañadas por otras medidas de control.

Los sistemas de cámaras, indica el estudio, tienen mayores posibilidades de éxito si están integradas a centros de control, lo que implica a su vez un incremento en el costo de operación, debido a la necesaria presencia de personal para monitoreo y supervisión.