Por: Giovana Trejo
La novela venezolana, Doña Bárbara, escrita por el novelista y político Rómulo Gallegos, cumple 90 años desde su aparición en 1929. Esta pieza sigue manteniendo su prestigio por su forma tan característica y acertada de interpretar la idiosincrasia y lucha del venezolano y el continente americano.
En una entrevista realizada en el programa Espacio Abierto, conducido por Nohely Arteaga y Rafael Romero, el escritor venezolano Carlos Sandoval sostiene que «los contenidos simbólicos, no solo de la protagonista Doña Bárbara, sino de los otros personajes, de algún modo sirven a Gallegos para mostrar cómo era la conformación idiosincrásica simbólica del pueblo venezolano de aquella época. Lo curioso es que ese mismo comportamiento novelado nosotros todavía podemos verlo operando en la vida cotidiana venezolana«.
Más allá de tocar temas como la rebeldía al régimen dictatorial y el atraso en el que vivía el país, una de las características más resaltantes de esta obra es la descripción tan precisa de lugares y paisajes. De hecho, originalmente Gallegos quería dedicarse a la pintura. Por ello, sus escritos están repletos de imágenes difíciles de olvidar una vez que se leen. «Los cuentos de Gallegos están plagados de imágenes muy descriptivas, que dan la impresión de que es un pintor que describe con palabras«, manifiesta Sandoval.
Doña Bárbara, originalmente, iba a llevar el nombre de La Coronela. Sin embargo, existen anécdotas que afirman que el escritor venezolano, al finalizar su libro, pretendía deshacerse de él al tirarlo por la borda de un barco, debido a la inseguridad que le producía su trabajo. La responsable de convencerlo de echar para atrás sus acciones, fue su esposa Teotiste Arocha, quien lo incentivó a creer en su obra. Al llegar a Europa, Gallegos entrega su ejemplar en la Editorial Araluce y sale publicada en 1929, pero con el título de Doña Bárbara.
Además, hay una historia que cuenta que, al difundirse en Venezuela, los hombres que acompañaban al presidente Gómez le describieron la novela como un escrito en su contra. En consecuencia, una tarde en Maracay, le pide a uno de sus secuaces que la lea para él. Al terminar, Gómez llega a la conclusión de que sus hombres estaban equivocados y quiso incorporar a Gallegos al gobierno dictatorial. No obstante, Gallegos se niega y se exilia fuera del país.
Desde entonces, el escritor se ha ganado el puesto de uno de los hombres más influyentes en el mundo literario. «Doña Bárbara es, sin duda, la obra que lo emancipa del anonimato y que pone a circular al Gallegos que todos llevamos en la memoria y recordamos«.
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