Escrito por: Jacinto Marín
Estamos en el último trimestre del 2021 y el escenario es muy propicio para hacer las apreciaciones relativas a los resultados de la economía nacional. Los pronósticos abundan y se concentran en la relación binaria de optimismo y pesimismo, sin que falten las visiones de mayor ponderación y objetividad. La diversidad de las predicciones y las razones que las soportan dibujan un panorama confuso y de poca claridad, en el cual es difícil aceptar que la economía ha retomado la senda del crecimiento, después de haber tenido una prolongada contracción que la ha mantenido en el foso. Revertir esa situación toma un poco más de tiempo; hay sobradas razones para entenderlo así: veamos:
Según el FMI desde 2013 Venezuela ha perdido el 83.5% del tamaño de su economía, por lo que el país pasó de tener 258 mil 993 millones de dólares de su PIB a tener en el 2020 tan solo 42 mil 530 millones de dólares, mientras que la Cepal, en su informe anual presentado el 31 agosto 21, pronostica que la economía venezolana será de -4% durante 2021 y de 1% en 2022.
Además, la economía nacional no debe ser vista de manera aislada del contexto internacional, por lo que a decir de la ONU la situación es altamente compleja y afecta a todos los países, sin exclusión. La ONU estima que en el 2021 habrá 75 millones de puestos de trabajo menos que antes de la pandemia, y 23 millones menos previstos para 2022.
En el plano nacional, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), entidad independiente que agrupa a varios analistas, lo explica mejor cuando afirma en uno de sus informes que la actividad económica tuvo en el primer semestre de 2021 una contracción de 28%, con lo cual la economía venezolana acumuló 25 trimestres consecutivos de caída, lo que se ha traducido en la pérdida de más de 80% del valor del Producto Interno Bruto (PIB), respecto al valor alcanzado en 2012, mientras que la encuesta Encovi, en su más reciente edición, afirma que en Venezuela 7.600.000 personas trabajan; mientras que 8 millones trabajarían si tuvieran la oportunidad. «Llegamos a un punto crítico en este año 2021, de 50% de inactividad. Eso comparado con América Latina no tiene ningún parangón”, dice la encuesta.
De modo que el tamaño de la contracción no es superable en apenas unos pocos meses y cualquier cifra que pretenda reflejar un estatus contrario pierde fuerza convincente ante la realidad.
Las percepciones respecto al crecimiento son disímiles y hasta se contradicen, y no hay una creencia consensual. Así como los pronósticos sobre el crecimiento tienen sus motivaciones, también hay razones que le restan optimismo y credibilidad a esa versión. No obstante, debe reconocerse que la flexibilización adoptada por el gobierno en unas pocas variables económicas en el transcurso de los últimos dos años, ha conducido a una cierta e incipiente estabilidad de la economía, cuya fragilidad sigue siendo una amenaza. Puede decirse que más que estabilidad lo que está a la vista es que estamos al final de un ciclo y el comienzo de otro, en el cual la tendencia es hacia una detención de la caída económica.
Sin dudas, hay marcados signos de estabilización, con tendencia hacia la mejora y el crecimiento; por lo que la proyección más convincente es que este año será el de menor caída de la economía desde 2014. La economía se está estabilizando, pero con un tamaño muy pequeño; son muy pocos los sectores que están en reactivación y lo más convincente es aceptar que la contracción se está desacelerando.
Por lo demás, es curioso observar que la mayoría de los pronósticos dicen que habrá crecimiento y lo cuantifican, pero no indican los motivos que originan el crecimiento; simplemente se limitan a expresar una cifra o un calificativo.
Esta mañana, mi vecino fue enfático y apenas respondió el saludo me volvió a increpar haciendo preguntas sin pausa: ¿cómo puede haber crecimiento económico si no hay combustible para movilizar las mercancías? ¿Cómo se puede tener crecimiento manteniendo el 7 + 7? ¿Dónde están las nuevas inversiones que justifican ese crecimiento? ¿Cuántos empleos se habrán creado en este 2021? Mi vecino no es economista ni dirigente empresarial; es llanamente un venezolano más y es casi seguro que comparte la opinión de Ricardo Hausmann cuando éste afirma: “no veo forma de salir de la catástrofe de Venezuela sin un cambio político. Sin ese cambio no habrá una salida a la catástrofe que se vive en el país”. (El nacional, 22 junio 2021).
Lea también: