Según el profesor de la Universidad Metropolitana (Unimet), Miguel Domínguez, existe una idea equivocada sobre cómo se forman y establecen las ciudades inteligentes. De acuerdo con Domínguez, a lo largo de la historia, la humanidad ha desarrollado herramientas que le faciliten la vida; “este hecho no se aleja de la forma en cómo las ciudades se han estructurado”.
De acuerdo con el profesor de la Unimet, la materialización de una ciudad inteligente viene de parte de los privados y no del Estado.
Según Domínguez, un esfuerzo público-privado, más que ser beneficioso para la construcción de esta premisa urbanística, “podría ser dañino debido a la contraposición de ideas y visiones que ambos sectores tienen y que están enemistadas”.
Domínguez además recalcó que, si bien la tecnología es importante para la estructuración de una ciudad inteligente, esta no es todo y que el uso de dicha tecnología debe estar acorde al propósito que los entes inversores y la propia comunidad.
Según el profesor universitario, la única manera de crear ciudades inteligentes vibrantes (y que no se conviertan en panoramas distópicos como el experimento surcoreano de la ciudad de Songdo), es que el Estado reduzca sus facultades, disminuya los impuestos y brinde un nuevo marco legal que permita la actuación libre y proactiva de los entes privados e individuales.
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