En estos días las vacaciones escolares llegan a su fin. Toca entonces reiniciar las actividades académicas. Lejos de revestir el carácter rutinario de otros años, en esta oportunidad la vuelta a clases está revestida de unas características especiales, que es conveniente considerar desde una perspectiva de seguridad.

En primer lugar, los padres deben instruir y dialogar con sus hijos sobre la particular situación que se vive en el país. Si se trata de una familia que ha logrado sortear las dificultades económicas, gracias a los ingresos que pueden lograr los padres, es importante tal estatus sea manejado con la mayor discreción.

Esto resulta algo complicado, en especial en los ambientes escolares, donde el intercambio entre los alumnos y entre alumnos y docentes es permanente. Sin embargo, lo aconsejable es que los padres dicten pautas de sobriedad y discreción en la información sobre sus haberes económicos. Por ejemplo, si antes era un orgullo para los hijos decir que sus padres eran prósperos empresarios, ahora lo conveniente es que digan simplemente que se trata de comerciantes de un determinado ramo, sin valoraciones sobre éxito o fracaso de la empresa específica.

Esta discreción no debe ser solamente en la vida cotidiana. En forma simultánea, debe caracterizar la actividad en las redes sociales. Atrás quedaron los tiempos en los que la gente se fotografiaba al lado de la avioneta, propia o ajena, o presumía de los viajes y de las tiendas visitadas y las compras que se hacían en el extranjero. Para los niños y jóvenes, estas pueden ser experiencias muy gratas, pero se les debe poner de manifiesto los riesgos que se correrán si estas imágenes o mensajes son divulgados entre colectivos.

Finalmente, a este programa han llegado informaciones sobre planteles que ya están exigiendo pagos en moneda extranjera, ya sea en forma de bonificaciones especiales o incluso como parte constante de la matrícula. Este era un proceso si se quiere lógico, tomando en cuenta el contexto de hiperinflación que vive el país, pero bajo ningún concepto puede ser motivo de conversación entre personas ajenas al círculo familiar. Aquí el principio de discreción opera de la misma forma.

Venezuela vive definitivamente una situación sin precedentes. Por lo tanto, las medidas de precaución que debemos tomar como padres y también como ciudadanos también deben ser inéditas.

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