Las Reservas Internacionales (RRII) de la República cayeron, al inicio de 2020, a su nivel más bajo en por lo menos los últimos 25 años, al ubicarse en 6.633 millones de dólares en el corte del pasado 2 de enero, según cifras provisionales del Banco Central de Venezuela (BCV).

Si se le resta la posición de 3 millones de dólares del Fondo de Estabilización Macroeconómica, las reservas 6.630 millones de dólares.

El saldo total de RRII representa una baja de 12,30% en el último mes y de 22,07% frente al mismo corte del año que recién termina. Si se mira el comportamiento general en 2019, las reservas dejaron la frontera de los 8.000 millones de dólares el pasado 21 de noviembre, cuando ascendieron a $8.034 millones, para luego caer por debajo de los 7.500 millones a partir del 18 de diciembre.

No existe información oficial sobre el monto de las reservas líquidas en poder del BCV, pero se estima que no pasan de los 3.500 millones de dólares, lo que configura una posición financiera extremadamente vulnerable e inédita.

Sin embargo, la posición en divisas del gobierno no parece tan estrecha como lo muestran los indicadores de RRII, ya que según cálculos de Aristimuño Herrera & Asociados (AH&A) las exportaciones públicas no petroleras pudieron llegar a 9.860 millones de dólares en 2019, una cifra que equivale a aproximadamente 73% de la factura petrolera del año pasado.

Obviamente, esta cifra estimada incluye operaciones de venta de oro monetario y otros minerales que no se registran oficialmente como ingresos a la cuenta de reservas internacionales, ya que se trata de transacciones sancionadas por Estados Unidos y con impactos negativos potenciales para terceros involucrados.

De acuerdo con un reporte de AH&A, este incremento de las exportaciones públicas se ha hecho evidente desde el segundo trimestre de 2018, ya que, según la data oficial del BCV, desde esa fecha hasta el primer cuarto de 2019, estas operaciones pasaron de 455 millones a 2.367 millones de dólares.

La caída de las reservas internacionales pudiera explicarse por la presión generada por mayores importaciones públicas al cierre del año, un período en el cual el gobierno se vio obligado a comprar de emergencia, por ejemplo, alrededor 50.000 barriles diarios de gasolina adicionales a las adquisiciones normales, que tuvo que pagar en cash para tratar de mitigar una crisis de suministro que se expande peligrosamente por todo el país.

La caída a mínimos de la producción petrolera más las sanciones internacionales han causado una situación financiera extrema que se viene expresando en el debilitamiento prolongado de las reservas internacionales que se ha hecho patente desde el cuarto trimestre de 2017.

En las condiciones actuales es prácticamente imposible que Venezuela logre cumplir sus compromisos financieros internacionales y, además, la capacidad de importar bienes y servicios -que es lo más urgente- se ve severamente comprometida. Aristimuño Herrera & Asociados proyecta una cifra de compras externas en el orden de solo 7.000 millones de dólares.

Fuente: Banca y Negocios.