El sector industrial venezolano vivió uno de los peores años productivos  este 2017, esto derivado de la crisis económica y la falta de divisas para la inversión en la empresa privada. Esto ha causado que se pierda un importante 35% de talento humano en empresas industriales.

Venezuela tal como se lo plantean otras economías de la región, debe poner en práctica políticas para la creación de nuevos sectores o la modernización de sectores maduros, respetando las restricciones dadas por su tamaño, su grado de desarrollo y la estructura productiva de su economía.

El presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga  durante el evento “Congreso industria 2017” donde se dio a conocer un documento con 14 temas fundamentales en el camino hacia la recuperación productiva y en consecuencia,  el rescate socio-económico de Venezuela; señaló “la diversificación de la estructura productiva es la clave del camino a la recuperación, mejorando la mezcla de productos y el vector de especialización internacional

Es un determinante del cierre de la brecha de productividad respecto a la frontera tecnológica internacional y, por lo tanto, de la aceleración del crecimiento de la productividad. En este escenario la industria juega un factor importante para la construcción de un plan de desarrollo del país, afirmó Olalquiaga.

Se agotó el modelo basado en la renta petrolera” expresó el presidente; ya no podremos contar con ella como en las décadas precedentes, y debemos olvidarnos de lo que significa ese ingreso mal usado, despilfarrado. Corresponde convertirnos en un país que use esos enormes recursos excedentarios para el desarrollo de los activos productivos y de desarrollo de la nación, incluyendo escuelas, hospitales e infraestructura urbana y vial. Este punto debe ser parte de un acuerdo nacional para el desarrollo y crecimiento de la economía.

Por otra parte en el documento se plantea “Necesitamos asumir que la economía venezolana requiere una profunda reestructuración a los fines de superar la dualidad estructural que implica la existencia de un segmento “informal” de empleo precario que aporta más del 60% de todos los puestos de trabajo y otro segmento “moderno”, nada complejo y prácticamente mono-exportador”.

Venezuela, por la realidad de la estructura de su economía y del sector industrial, cada vez más dependiente de los ingresos del petróleo, requiere con urgencia el impulso de algunos sectores cuyas cadenas de valor tengan potencial de crecimiento e inserción en otras cadenas de valor global más sofisticadas, así como el aprovechamiento más intensivo de un mercado local de tamaño medio, pero interesante por su potencial demanda a futuro de insumos y productos terminados.