¿Es sostenible el desarrollo?   

Desarrollo Sostenible es un concepto de uso muy en boga y cuyo significado aún no está suficientemente asimilado. El uso común asocia al concepto solo con la prevención del medio ambiente; son pocos los que profundizan acerca de la trascendencia y complejidad de su significado y no faltan quienes utilizan el concepto simplemente por su vigencia de modernidad. Por Desarrollo Sostenible puede entenderse que una determinada actividad es capaz de ser mantenida indefinidamente en el tiempo y con un cierto nivel de avance. La definición más aceptada plantea el Desarrollo Sostenible en términos de “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”

Como bien puede observarse el concepto es altamente ambicioso y por demás complejo porque se trata nada menos que asegurar el bienestar colectivo del presente y su proyección hacia el futuro, es decir, preservar las condiciones básicas para el buen vivir sin limitaciones en tiempo y espacio de muchas generaciones. Lo ambicioso y complejo toma mayor notoriedad al observar que cualquier desarrollo requiere atención concentrada y persistente en tres áreas complementarias: la económica, la social y la ecológica. En ese orden, algunos expertos sostienen que lo económico tiene más importancia que lo ambiental, mientras que otros creen lo contrario y hay también la tesis extremista que plantea la restricción del crecimiento económico y particularmente la reducción del consumo en procura de equilibrio entre la evolución de la economía y la conservación del ambiente. Además, en cada una de las tres áreas pueden surgir factores vulnerables que generan desequilibrios y afecten negativamente al desarrollo; de modo que la vulnerabilidad es otro factor que atenta contra la sostenibilidad.

Lo cierto es que el Desarrollo Sostenible implica asumir un compromiso, indistintamente de la concepción que se tenga respecto al mismo; compromiso que se traduce en actitudes individuales y colectivas de tres niveles ascendentes: 1) la actitud que se asume como deseo, 2) la que corresponde a un propósito y 3) la pertinente a una meta por lograr. Adicionalmente debe agregarse que la sostenibilidad del desarrollo es un concepto altamente relativo porque su efectividad depende sine qua non de la interdependencia de las tres áreas antes indicadas. Hay desarrollo cuando se satisfacen suficientemente las necesidades de la población actual, pero no siempre el desarrollo es creciente porque muchas veces el crecimiento es ascendente hasta un determinado nivel y deviene entonces el quiebre o declive, que en algunos casos se convierten en crisis o caos, en cuyas situaciones no puede garantizarse suficientemente la satisfacción de las necesidades actuales y mucho menos las necesidades de las generaciones futuras, por lo que la sostenibilidad queda, en consecuencia, en entredicho.

Las consideraciones que anteceden corresponden al plano teórico, faltando entonces las evidencias empíricas para darle sentido realista al planteamiento sobre la complejidad, trascendencia, vulnerabilidad y relatividad del concepto de Desarrollo Sostenible, para lo cual nada más conocido y concreto, lamentablemente, que la situación socioeconómica de Venezuela en las tres últimas décadas. La praxis es aún más contundente cuando dos ejemplos específicos ilustran categóricamente la situación: uno es el caso de Puerto Ordaz, cuyo desarrollo fue concebido como ciudad modelo (la segunda en América Latina) y adelantado en sus inicios durante algunos años y que ahora muestra que no se pudo sostener. Un segundo caso, de mayor impacto y de más reciente data, es el relacionado con el Arco Minero del Orinoco, en cuyo desarrollo se evidencia ostensiblemente la deforestación progresiva, la contaminación de las aguas y la degradación de la biodiversidad, sin que haya una normativa definida para la recuperación de los recursos afectados. ¿Están compensados en este caso los daños ecológicos con los beneficios económicos?

Lo peor es que en Venezuela lo insostenible no es solo el desarrollo; lo peor es que la vida en si es cada vez menos sostenible.