Suspensión de intereses es un «golpe directo al corazón del sistema bancario»

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El economista y calificador de riesgo bancario, Leonardo Buniak, aseveró que la decisión de suspender los pagos de capital e intereses a todos los créditos otorgados supone un golpe directo al corazón del sistema bancario.

Advierte que la contabilización de ingresos por créditos otorgados es la principal fuente de rentabilidad y de solvencia de una institución, es decir, «la médula del negocio de intermediación financiera».

Por lo que no contabilizar ingresos por créditos durante un semestre, que fue el que dictó Nicolás Maduro, supone «casi decretar la inviabilidad e insostenibilidad del sector«.

«Y vale recordar que el sistema financiero, es el sistema circulatorio del país»

Se produce lo peor de ambos mundos

Primero, al dejar el encaje legal de la banca en los niveles actuales, se elimina la posibilidad de otorgar nuevos créditos.

«Los cuales irían al torrente sanguíneo del sector productivo, duro golpe a un flujo de caja que promete estar diezmado por el proceso de paralización casi total que implica la cuarentena social implementada por el propio Ejecutivo»

Por otra parte, se introducen enormes interrogantes acerca de la viabilidad económico financiera de la banca venezolana.

Y todo esto, menciona que se produce en medio de un proceso de hiperinflación «que multiplica al alza los gastos administrativos, y en un contexto donde la colocación de créditos está extinguida dada el encaje marginal del 100%«.


En un resumen que publicó Buniak en su cuenta de Twitter sobre qué debería hacer en realidad la administración de Nicolás Maduro, indica:

Se resume en un conjunto de decisiones orientadas a proveer las disponibilidades de caja y capital de trabajo al sector productivo para garantizar su operatividad, con el bienestar de los venezolanos en el centro de la estrategia.

Se requiere con urgencia un plan de estímulos monetarios y fiscales (en línea con lo que estamos viendo internacionalmente) que permitan dinamizar una economía que viene de una contracción acumulada de casi 70% en los últimos 24 trimestres.

La política monetaria y fiscal deben estar al servicio de este propósito.

No es momento para una política monetaria restrictiva con un encaje que hace el crédito bancario prohibitivo.

Por otra parte una política fiscal regresiva basada en mayores alícuotas de impuestos, multas y sanciones que reducen al mínimo el flujo de caja de las empresas y por ende su capacidad de maniobra en la actual coyuntura.

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